viernes, febrero 08, 2008

Cabernet (parte II)

A continuación uds van a leer la continuación del medio cuento que el Sr. Fernando Arias publicó el viernes pasado en su blog www.vespertine.com.ar. Así que antes de leer esto, lean esto otro.

así como yo estoy publicando esto el día de hoy, el señor Arias hoy ha publicado la continuación del cuento que colgué yo el viernes pasado. así que vayan allá, y lean el final de mi cuento.

Por dios, que quilombo explicar todo esto. y que quilombo de links, también.
Sin más, los dejo con la continuación de Cabernet.




Marcelo tuvo que hacer varios intentos para poner la llave en la cerradura de ignición: ahora que estaban en el ambiente cerrado de su auto, el perfume de la rubia se le hacía obvio y lo ponía en la obligación de percatarse que, sin querer, había metido a una rubia que no sabía cómo manejar en su auto. Tenía cuatro cuadras para parecer digno, inteligente y simpático. La rubia accionó el encendedor del auto.

-¿Enfermera?- preguntó Marcelo, tanteando el terreno. La miraba, y la veía demasiado linda para ser enfermera.

Ella sonrió. El encendedor se disparó, y ella prendió un cigarrillo al tiempo que bajaba un poco la ventana. Entró el ruido de afuera y una brisa fría que ella respiró.

-Más o menos- Caló gustosa, y se relamió los labios-. Trabajo con enfermos. Y mi trabajo es hacer que estén más cómodos.

Marcelo pensó que se estaba haciendo la misteriosa. Le gustó que ella participara activamente del juego, y que se sintiera en la necesidad de parecer más interesante. Eso le daba margen para cuando dijera que trabajaba de supervisor de telemarketers. Y un semáforo en rojo.

-Elegí el hospital porque ahí parece que uno no arruina vidas porque si. Las más de las veces, no siempre- siguió ella sin que le preguntaran-. Pero para ganarse el trabajo moralmente fácil del hospital, te obligan a hacer un acto duro una vez al año.

Marcelo se asustó un poco. La mina estaba medio loca; sabía que no podía ser tan bueno el paquete… Pensó que igual eran dos cuadras más. Después del semáforo.

-Dicen que es para compensar. Expiar gente que sufre de cánceres dolorosísimos es fácil. Gente que agoniza después de accidentes. Dicen que uno se siente buen samaritano. Pero claro, no consideran a los bebés que hay que dejar ir ni bien abren los pulmones, a los adolecentes que mueren en mitad de una cirugía estúpida…

Marcelo notó que el semáforo en rojo estaba durando más de lo debido. Algo en el aire le estaba empezando a acelerar el corazón, y darle claustrofobia.

-Así que, acá estoy. Un trabajo que me tiene que doler. Injusto, innecesario, imprevisto. Algo que pueda salir en los noticieros, y que las viejas lo comenten en el almacén con cara de pésame.

Marcelo quiso moverse y no pudo. Y ahí se dio cuenta: afuera todo estaba quieto. Las gotas no se movían. Las personas que caminaban por la calle se habían quedado quietas en mitad de su paseo. Incluso esos dos que parecían estar peleando en esa esquina de allí. Incluso uno sostenía una pistola contra la cabeza del otro. Injusto, innecesario e imprevisto, pensó Marcelo.

-Una pena, realmente. Perdonáme, sé que no te merecés esto.

Lo besó, y se bajó del auto. La vio irse, lento, bajo la lluvia quieta, en dirección al hospital. El silencio era absoluto. Y él sabía lo que venía. Increíblemente, se sintió calmado. Incluso cuando escuchó su reloj volver a marcar, y a su parabrisas hacerse añicos.

7 comentarios:

La de Mameluco dijo...

Tanto que lo esperé y acá lo tengo! Muy bueno. Muy bueno el método. uy buena la historia. Muy bueno el principio, y muy bueno el desenlace. Los felicito! Me encantó lo que lograron laburando juntos. Ahora me voy a leer la continuación de Panificados!!
Saludos!

Anónimo dijo...

Esta vez te pasaste, esta buenísimo, una vuelta interesante le diste a una historia que pintaba a ser un burdo coqueteo
saludos chiquiñuelo
.PazQ.

Jilguero De Luto dijo...

EXQUISITO.
LAS VANGUARDIAS ESTÁN CONDENADAS A MORIR PORQUE DEBEN SUPERARSE CONTINUAMENTE A SI MISMAS.

Jilguero De Luto dijo...

los juegos vanguardistas son geniales, al igual que tu narrativa. Pero habría que inventar unos nuevos.

Jilguero De Luto dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
theremin dijo...

Excelente.

Ana Ortiz dijo...

Excelente final de relato, inesperado.