lunes, marzo 05, 2018

Tácitacidades de Té.

El tiempo era poco, y me ocupé de que no hubiera mucho espacio para decirte las cosas como son. Podría haber sido más claro, pero a veces es mejor ser impreciso para no andar asustando tanto a la gente.
Lo más importante que no te dije ayer es que no son sólo mis intenciones; es mi cuerpo entero, vibrando alrededor del tuyo. Es mendigar en el aire la energía que te roza, y que le llega a uno exultante y efímera.
Lo que no te dije, en la distancia de los sillones, es que me moría por repetir el roce fortuito de aquella vez que te acompañé a la parada. No te dije que sueño con pasarme la vida viéndote sonreir a veinte centímetros de mi cara. No te dije cuanto querían mis dedos meterse entre el pelo de tu nuca, y cuanto querían mis pulgares acariciar tus mejillas contorneando las curvas de tus párpados.
No te conté que te hubiera besado suave la punta de la nariz, que hubiera acariciado tu hombro con el revés de mi mano. Que hubiese contado tus vértebras fingiendo abrazarte.
No te conté que te había raptado y convertido en una constelación de mi cielo personal.
No te dije lo que yo ya sabía en ese momento; que me iba a dormir temblando, entre el deseo egoísta de poseerte entera, y el enfoque pragmático de aprovechar los ecos tuyos que todavía resonaban en mi cabeza.
Me callé no solo el dolor estoico del rechazo presupuesto, sino también la diálisis de letras que seguiría. No te conté que la segunda mitad de la botella de vino fue una tragedia griega en mi hígado aristofánico. No te dije que tus palabras no dejaban de ser alfileres deliciosos, que dejarían goteritas delicadas en la yema de los dedos que ahora escriben esto.
No te conté que imaginarte en mis brazos es sólo el deseo de que seas abrazada, y saber que tus labios besan otros labios hace que la sequedad de los míos sea más soportable.
No te dije que perder era parte del asunto, y que perdiendo siempre gano.

No hay comentarios.: