domingo, septiembre 02, 2007

Las novias del señor Molina

Detrás del pequeño armario que había en su habitación, el señor Molina tenía un pequeño paquete escondido desde su adolescencia, en el cual aún mantenía escondida de su madre una pequeña y austera colección de imágenes pornográficas. Una foto en blanco y negro de los 50, con estrellas impresas sobre los pezones; dos o tres páginas de una revista a color de los setenta, donde una mujer iba sacándose la ropa, hasta llegar a mostrar las tetas; y una foto polaroid que le había sacado a la madre de un amigo cuando chico. A esta pequeña colección había recurrido durante largos años, sin agotarla nunca, en los momentos de necesidad. No solo sentía que esas tres mujeres ya le pertenecían, sino que recordaba como conquistas pasionales los momentos en los que se hizo con las imágenes. La primera, la había arrancado de una revista de su padre. El padre sabía que había sido él, pero no podía confesar poseer una de esas revistas en la casa. Por lo que el señor Molina siempre sintió que le había ganado inteligentemente la batalla a su padre. Las páginas a color eran de una revista que un compañero llevó al colegio, y que la inesperada visita del preceptor al baño le permitió al señor Molina arrancarle subrepticiamente esas páginas; él nunca supo, ni siquiera imaginó, que en las páginas siguientes la chica no sólo se sacaba el resto de la ropa, sino que fornicaba ávidamente con un negro enorme. Y la pequeña foto polaroid, oscura y cyanosa en las sombras, tenía una historia que ya no era, porque el señor molina gozó tanto contándosela a sí mismo mientras la miraba, que la señora ya no podía sentirse ofendida, porque ya no era a ella a quién el Señor Molina le había sacado la foto.

Aunque tenía diariamente cientos de posibilidades de conseguirse un material más variado, explícito y bello, el señor Molina no lo necesitaba. Sus tres mujeres lo acariciaban con ternura, y le daban el cariño cálido que sólo con amor se transmite.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hola joaco, la fe, te voy a mandar un mail mejor para contarte con mas detalle de mi vida.
no lei tu texto, me queda pendiente, para cuando ande con mas calma.

un besoooo fe

CABEZAS dijo...

FOTO!!!!

Mandarinita* dijo...

ayyyy, me encantoooó.
aunque.. pobre señor Molina, todavía vive en la casa de su adolescencia.. seguirá conviviendo con la madre??

a mí nunca se me dio por las fotos.. me puede más la letra impresa.. pero que no caiga en lo vulgar, que tenga una historia con sentido, que la tensión sexual entre los personajes traspase el libro y me pegue de lleno

tengo varios libros de esos de leer con una sola mano pero el que más me gustó fue uno prestado del que no me acuerdo el nombre

en realidad no fue el mejor libro, pero la mejor escena (es bastante freaky, no sé xq te cuento):

[ay!! me necesitan en la cocina! en un ratito vuelvo y te relato la escena!!!]

theremin dijo...

mmmm creo que todos tenemos dos o tres "fotografías" a las que podemos recurrir siempre, aunque en mi caso sean fotografias mentales.

Mandarinita* dijo...

Sí, comprendo, para mí también fue mucha realidad junta, la prefiero diluida. lloré todo el finde y no soy de llorar..



con respecto a la escena, en el breve instante en que bajé a la cocina a preparar el café me di cuenta de que era mucho compromiso publicarla acá, a la vista de todos..

porque claro, ud. postea las intimidades del Sr. Molina y el Sr. Molina no protesta, porque debe ser un señor impúdico y desvergonzado, pero a mí se me da por mantener el halo de misterio alrededor de mi imagen para que los bloggers del mundo se pregunten "en qué piensa esta chica cuando se toca?".. si lo cuento, chau misterio

sin embaaaargo, como lo prometido es deuda y los sagitarianos no sabemos cerrar la boca ni dejar de tipear a tiempo, le enviaré el relato de la escena a su mail personal para que ud. y sólo ud. pueda leerla

M.