jueves, marzo 22, 2012

Entre el Suelo y el Norte.

Siempre es mentira, pero sé que en algún momento no lo sabía. La euforia era real, y el deseo se ponderaba sobre dormir y comer.
Mentiras paradojales, retorcijones de ausencias y novedades.
Nostalgia tautológica, retorcijoneándose al recordar los primeros retorcijones, más poderosos y duraderos.

Entonces te veo, y siento ese retorcijón de nostalgia y mentiras volver a apretarme el estómago, cómo las primeras veces. Y aún sabiendo que es mentira, te miro, y tus ojos y tus pecas me retuercen las tripas, y sé que estoy vivo.
Y te miro, y me veo más viejo, sin cuentos de hadas y sin iglesias, pero con el mismo miedo a los duendes  y a la ira divina.

Y te miro de nuevo, y ahora me convenzo de que todo es un juego. Un malabar de existencias e impresiones, que se revolea entre tus ojos y pecas.

Y verte entonces lo es todo. Ya no es desafío mi necesidad, sino una meta autocompletada.
Mirarte para lograr mirarte.
Para diseccionar tu sonrisa y tus piernas.
Para conversarte el aburrimiento y no querer cogerte.

El vacío, casi impalpable, es sólo perder el suelo y el norte.
Mi suelo y mi norte son un vacío perdido, casi impalpable.

No hay comentarios.: